El maltrato del idioma que, en general hacen, los medios de comunicación

sehablaespaniol1

En 2013, cuando el Instituto Cervantes presentó en Madrid su libro Las 500 dudas más frecuentes del español, una obra que busca procurar la corrección del español hablado y escrito, su entonces director, Víctor García de la Concha, dijo: «Nos encontramos en una etapa de descuido en el uso del español, hablamos un español zarrapastroso«.

García de la Concha incidía en la necesidad de crear una campaña cuyo lema fuera «No maltrate el español, escriba bien, hable bien», puesto que «es una pena» que teniendo «una lengua rica en matices», los hispanohablantes se expresen «cada vez de una forma más pobre».

Asimismo, resaltaba que el «gran problema» del mal uso del idioma «proviene de la lectura», porque «la riqueza no se aprende de un libro teórico», sino leyendo.

Hasta aquí totalmente de acuerdo con García de la Concha. Pero, en mi opinión, mucho más importante que la falta de lectura, ya que, no nos engañemos, nunca ha sido algo que nos caracterice, hay otras tres causas principales que agravan la situación:

  1. Una actuación ambivalente, y en muchos casos despreciativa e interesada, por parte de la mayoría de nuestros políticos de nuestro principal activo cultural.

No es éste el momento de analizarla, ya que daría para una larga reflexión y profunda decepción.

  1. El menosprecio de los medios de comunicación respecto a la lengua que utilizan para hacer sus negocios.
  2. Una población cada vez más formada, pero no más culta, que no se preocupa por el elemento fundamental de nuestra comunicación.

Cada vez hay menos pensamiento crítico individual y más pensamiento sectario colectivo, en parte fruto de las dos causas anteriores y de la falta de lectura (todo está relacionado). Pocas personas dudan, «la duda es absolutamente necesaria», y consultan diferentes fuentes antes de formarse una opinión sobre cualquier asunto y, menos aún, anotan y buscan todas aquellas palabras y expresiones que no conocen, sin caer en el “engaño” de presumir su significado por el contexto, para luego, considerando que sean adecuadas, incluirlas en el acervo propio, con frecuencia de forma inadecuada. Esto genera un problema de fondo gravísimo, cuando un hablante sólo puede usar el registro vulgar o equivocado porque no dispone de los recursos lingüísticos necesarios para expresarse con un español más culto y preciso.

A pesar de la primera, que está en manos de muchos ignorantes cortoplacistas, la segunda, manejada por ¿profesionales? es la realmente lamentable ya que, de unos años a esta parte, estamos asistiendo a una serie de despropósitos en el uso del español, nuestra lengua común, por parte de los medios de comunicación, que además de generar multitud de confusión en muchas personas, convierten ese mal uso en la norma para toda esa gran cantidad de consumidores acríticos de medios de masas. Hoy existen muchos programas de televisión basados en la pobreza intelectual y lingüística.

Por su importancia, el español, lengua que hablamos alrededor de 500 millones de personas en el mundo, se ha convertido en todo un fenómeno, especialmente en países de habla inglesa como Estados Unidos. Porque su aportación al PIB, con todo lo que gira en torno a la industria cultural y lingüística: libros, prensa, música o cine, es del 15%. Creo que es bueno que le demos una vuelta a su situación, reflexionemos sobre ello y, después, que cada uno saque sus propias conclusiones.

Sin entrar en debates ni distinciones entre puristas y todovalistas, etimología y uso, etc., quiero reflejar algunos de estos maltratos para que seamos conscientes de que nada entra en la lengua sin haber sido ensayado previamente en el habla. Por lo que debemos cuidar a esta última para no destrozar a la primera.

La incapacidad para no caer en el leísmo

Es manifiesto el absoluto desprecio, en muchos casos por pura ignorancia, del correcto uso de los pronombres personales lo y los, la y las, en lugar de le y les. La elección entre un pronombre u otro depende en esencia de que funcionen como complemento directo, cuando se utiliza lo/la. [Lo visitaron mucho (a él). La visitaron mucho (a ella)] o indirecto, cuando se utiliza le [Le contaron (a él o a ella) una bonita historia]. No depende de que sea persona, animal o cosa.

Este error, muy arraigado en el habla popular de algunas regiones españolas, que no se ha podido corregir, a pesar de los años de presencia de la asignatura de Lengua o Lenguaje en nuestras escuelas, ya viene de lejos. Pensemos la de veces que hemos dicho en el Padrenuestro la frase “dánosle hoy”, como así aparece en el catecismo del Padre Gaspar Astete, editado a finales del siglo XVI. Su actual extensión y generalización ha llevado a la RAE a admitir su uso, aunque con matices.

La feminización de palabras para huir del sexismo

Es lógico que, una vez lograda la plena integración de la mujer a la educación y al trabajo, se feminicen los términos para designarlas: jueza, abogada, camionera, ingeniera, doctora, presidenta… Pero no lo es, que se las mencione  precediendo su nombre con el artículo “la” o directamente llamándolas por su nombre de pila: “la Guillén Cuervo”, “Soraya”, “la Cifuentes”… Porque no se dice “Mariano”, “el Iglesias”, “el Gabilondo”…

Tampoco es necesario modificar el uso del idioma para huir del sexismo, evitando utilizar el masculino para designar a hombres y mujeres, lo que está llevando al destierro, sin sentido, del plural genérico por formatos como compañeras y compañeros, niños y niñas…

El cambio del significado de las palabras y las expresiones

No hace muchos años, cuando utilizábamos el término “enervar” nos referíamos a causar que alguien o algo quedaran debilitados, sin fuerza o energía. “Álgido” significaba que algo era muy frío. “Puntual” que llegaba o hacía las cosas a tiempo. Si algo dejaba de ser legal se deslegalizaba…

Pues bien, a pesar de los frecuentes Dardos en la palabra de Fernando Lázaro Carreter, y otros muchos, en los medios de comunicación se empezó a popularizar que enervar era poner nervioso; álgido era sinónimo de momento o punto crítico o culminante; puntual significaba concreto o específico, incluso, ocasional; y las cosas dejan de ser legales Ilegalizándolas, formato tomado innecesariamente del inglés.

Aunque el sustantivo “evento”, con el significado de “suceso importante y programado”, es correcto en todo el ámbito hispanohablante, se ha popularizado con un significado tan genérico que hace muy difícil distinguir a qué tipo de suceso o acto nos referimos. Cuando el español cuenta con otros muchos sustantivos más específicos, que deberían escogerse según el contexto, como suceso, celebración, gala, fiesta, cóctel, sesión, inauguración, función, acontecimiento, acto, encuentro, actividad, congreso, encuentro, espectáculo,…

Otro tanto pasa con la locución “a nivel de” (o al nivel de), que es admisible con el sentido de ‘a la altura de’ y también con el de ‘categoría u orden jerárquico’, como en «Este asunto será tratado a nivel de Tutores». Pero no es recomendable emplear estas construcciones, como señala el Diccionario panhispánico de dudas, cuando significan ‘con respecto a’, ‘en el ámbito de’, ‘entre’ o ‘en’. Como en “Se produjo una respuesta desproporcionada a nivel de [en la] calle”, «Es una costumbre muy extendida a nivel nacional [en el país]”.

La expresión “poner en valor”, que el Diccionario del español actual, de Seco, Andrés y Ramos, define como “hacer que algo o alguien sea más apreciado, resaltando sus cualidades”, se ha convertido en una especie de cliché que sustituye en muchas ocasiones a verbos como valorar, resaltar, reconocer, reivindicar… Por ello en vez de “Muchos alcaldes no corruptos se preguntan qué deben hacer para que los pusieran en valor” o “Los dos goles de Asensio lo pusieron en valor ante la afición”, es más apropiado escribir “Muchos alcaldes no corruptos se preguntan qué deben hacer para ser valorados”, y “Los dos goles de Asensio lo reivindicaron ante la afición”.

El uso innecesario de neologismos (extranjerismos)

El español es dinámico por definición y tanto el incremento del lenguaje técnico como la rapidez necesaria de los medios de comunicación, producen neologismos: palabras nuevas que se van incorporando a la lengua para hacer frente a nuevas necesidades expresivas o simplemente porque van cambiando las modas lingüísticas.

Se forman, fundamentalmente, reaprovechando material lingüístico preexistente o importándolo de otras lenguas. Por tanto, en muchos casos son necesarios: estrés, celular-móvil, anorak, chatear, ciberespacio, cibernauta, cliquear, CPU, disco duro, emoticones, escáner, hipertexto, interfaz, módem, multimedia, multitarea, navegador, software, teclear, teleférico, telefonía, telefonía móvil, televidente, televisor, transexual…

Pero, en otros muchos, algunos muy extendidos en el lenguaje coloquial, técnico y económico, son absolutamente innecesarios: kit, catering, parking, planning, ticket, target, networking, post, cluster, high tech, blog, startup, trend, engagement, empowerment, cash, business, branding, skyline, background, coworking, e-mail-mail, test, manager, hub, newsletter, coaching-coach, SMS, target, workshop, backup, zapping, top, standing, spam, brainstorming, consulting, break, customer, brand-branding, casual, chat, learning, light, feeling, handicap, paintball, glamour, escrache, cash flow, feeling, hall, lobby, stock, ranking, hacker, trending topic, vending, tablet, copyright, online, VIP, smartphone, rating, sponsor

Veamos, como ejemplos concretos, su uso indiscriminado en los medios deportivos y en los denominados “rosa”, probablemente los que gozan de mayor éxito y audiencia, en los que, además, se ha venido produciendo, cada vez más, el mayor intrusismo e incorporación de personas con un nivel lingüístico francamente lamentable.

  • Clubs, hat trick, corner, pick and roll, basket, running-runner, ranking, Champions League, fan zone, supporter, rookie, derby, center, play maker, scout, trekking, fairplay, goal average, chance, sparring, spinning, rider, jockey, sprint, rally, birdie, green, bogey, eagle, swing, team, tie break, paddock, record, match-point, match-ball, stretching, hooligan, indoor, drive, box(es), cockpit, skater, recordman, recordwoman, turf…
  • Fashion, cool, look, prime time, fan, spoiler, outlet, DJ, flash, gym, álbums, ranking, hit, sold out, medley, ticket, blazer, casting, backstage, influencer, happy hour, lifting, make up, peeling, performance, hipster, personal training, public relations, vintage, detox, antiage, bar tender, cliffhanger, magazine…

Para rizar el rizo, se ha llegado, incluso, a inventar palabras, normalmente con apariencia de inglesas, para definir actividades que ya tienen su correspondiente palabra en español: footing, nominar, puenting, balconing

La utilización incorrecta de expresiones latinaslatinismos-tilde

Utilizar expresiones latinas puede parecer muy culto, siempre y cuando se utilicen bien. Por ello, cuando nos referimos al estado de un asunto o cuestión en un momento determinado podemos utilizar statu quo y no status quo.

No podemos utilizar ipso facto como sinónimo de inmediatamente, ya que su significado correcto es “por el mismo hecho”.

Cuando nos referimos a que algo se hace voluntariamente o por propia iniciativa, podemos utilizar la locución motu proprio y no (de) motu propio.

Por cierto, según la RAE, deben escribirse en letra cursiva y sin tildes, como cualquier otro extranjerismo.

El escaso número de publicaciones científicas en castellano

A pesar de que el español se ha convertido en la segunda lengua materna más hablada del mundo, según reveló no hace mucho la revista Ethnology, editada por el Departamento de Antropología de la University of Pittsburgh, apenas está presente en las comunicaciones científicas. Sólo el 0,3% de las investigaciones publicadas en revistas científicas está escrito en español, según datos del Índice de Citaciones Científicas (SCI, del inglés).

Entre 2000 y 2005 España se colocó en décima posición en la clasificación de producción científica internacional, según el SCI, con un 3,18% del total mundial. Sin embargo, en 2006, el 93,5% de las investigaciones españolas se publicaron en inglés, dejando sólo un 6,5% de los artículos escritos en la lengua materna de los investigadores.

Si somos buenos investigando y disponemos de una lengua universal, ¿por qué no la utilizamos para potenciarla y darle (darnos) más prestigio?

La presencia de las sempiternas muletillas

Nuestro idioma incluye gran variedad de ‘tics’ verbales que sirven de apoyo a la conversación que los hablantes han adquirido de forma rutinaria: “¿Sabes?», “¿No?”, «Mire usted»…

El DRAE define la muletilla como «voz o frase que se repite mucho por hábito». Normalmente son un recurso oral y sirven:

  • En determinadas ocasiones, para hacer más armoniosa la locución, sin aportar nada al sentido de la frase.
  • Ganar tiempo en el discurso para pensar sobre las ideas que se están exponiendo: “o sea”, “es decir”, “como si dijéramos”, “diríamos”, “digamos”, “ya te digo”, “como”, “como muy”, “tipo”, “del tipo de”, “pues”, “esto”, “a lo mejor”, “una suerte de”…
  • Buscar la comprensión y complicidad con el interlocutor: “¿entiendes?”, “¿sabes?”, “¿me explico?”, “¿te enteras?”, “¿sí?”, “¿vale?”, “¿ya?”, “¿me sigues?”…
  • Justificar el discurso: “entiéndeme”, “como aquel que dice”, “como el que dice”, “por decir de alguna manera”, “no es porque yo lo diga”, “es un decir”, “por decir algo”, “digo yo”, etc.

Sin embargo, el uso de estas muletillas es, en su mayoría, contraproducente, ya que dejan en evidencia la falta del mensaje y la carencia lingüística y pueden poner muy nervioso al interlocutor. Y, si no, pensemos en el tan usual “este” en algunos países de Sudamérica.

Es realmente lamentable que profesionales relevantes de los medios de comunicación machaquen con su uso. Sintomático el caso de un afamado director de diario de tirada nacional, que se pasea por numerosas tertulias televisivas, que constantemente dice “no”. Peor el de un responsable de ¡programa cultural! de RNE al que le he llegado a contar más de 100 “noes” en menos de una hora de programa. O el director de un informativo en una cadena privada que constantemente utiliza “digamos”. Igual que el presidente de uno de los más importante clubes de fútbol, con presencia constante en los medios. Podemos seguir con las sempiternas un poco, mire usted, ya te digo…

La frecuencia de las redundancias

Una redundancia, también denominada pleonasmo, es una repetición innecesaria de una palabra o de un concepto. No modifica el significado del discurso.

En el vademécum de la Fundéu hay numerosos ejemplos de redundancias: prever con antelaciónprecondiciónpolicontusionesaproximadamente unosbajo cero (temperatura)persona humanavolver a repetirfuncionario públicofactible de haceraccidente fortuitoveredicto finalcrespón negroautopsia de un cadávernexo de unión, etc.

La generalización de la acepción “latino”latino_logo

El concepto de “América Latina” fue creado por un sociólogo francés, Michel Chevalier, en el siglo XIX, cuando el emperador Maximiliano fue instalado en México y los franceses querían justificar una expedición militar a ese país con la idea de expandir su imperio a los países del sur. Pretendía argumentar que los países al sur de Estados Unidos eran “latinos” y “católicos”, mientras que los Estados Unidos y Canadá eran “anglosajones” y “protestantes”. El objetivo de esta división de América era que Francia, que era la principal potencia “latina” por aquel entonces, estaba llamada a liderar a sus naciones hermanas en América.

España, para dejar claro su liderazgo en la región, contratacó con Iberoamérica, que también dejaba claro el importante papel de Portugal. Lo mismo que Hispanoamérica.

Pues bien, a pesar de que el término latino presenta una gran variedad de significados, algunos muy diferentes de otros, se ha generalizado su uso para designar, sobre todo en Estados Unidos, a los ciudadanos de origen español o hispanoamericano.

Según Andrew Lynch, profesor de Herencia Cultural Española en la Universidad de Miami, «la generalización del término latino o latinoamericano puede generar una cierta imposición y una gran confusión, por tal razón se debe tener mucho cuidado con su uso. Desde mi punto de vista el latino es un individuo que procede de la cultura latina, luego tiene poco que ver con el oriundo americano, aunque hable español. Puede ser hispanohablante pero no latino».

Así pues, ¿por qué se sigue utilizando un concepto que no nos representa y no se sustituye por hispano, mucho más adecuado y nuestro?

Todos estos maltratos, por desgracia hay muchos más, son práctica habitual de pretendidos profesionales que parecen no ser conscientes de que difícilmente pueden expresar bien lo que piensan si no utilizan con corrección y rigor el lenguaje. Y, por desgracia, como ya vimos, el problema también es de políticos, juristas, profesores y de todos los profesionales que, entre otras cosas, cuando quieren utilizar el lenguaje de la calle, escogen «el de la calle de la ignorancia».

Algunos dirán que esto es relajación, prisa o inmediatez. Pero, probablemente, sea más una cuestión de necedad e insensatez, ya que son parte importante de un lamentable impacto en un país que, siguiendo a Pérez Reverte, es “inculto y alardea de ser inculto”. Parece que “la excelencia no está bien vista, está perseguida, y que la vulgaridad es la forma natural de las personas».

conversation

Por último, tengamos en cuenta que el lenguaje es el medio por el que los humanos expresamos nuestros pensamientos y nos comunicamos. Si nuestro lenguaje es zarrapastroso, nuestro pensamiento y comunicación también lo serán.

 


Si este artículo te ha gustado, no dudes en difundirlo a través de las redes sociales, pulsando los botones que hay más abajo. De este modo me estarás ayudando a difundir y compartir conocimiento y a crear comunidad. ¡Muchas gracias!

Y si quieres recibir en tu correo los artículos de Medio en serio medio en broma, en el mismo momento de su publicación, haz clic en el botón Suscríbete.

Publicado el 5 septiembre, 2017 en Aprendizaje, Comunicación, Lenguaje, Uncategorized y etiquetado en , , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: