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Homenaje a mi mejor maestro
Desde el advenimiento de la democracia, y ya va para “40 años”, se mantiene un permanente debate sobre la educación (ver ¿Realmente nos preocupa la educación?), pero se habla muy poco de los maestros, esos profesionales tan poco valorados, y que, en definitiva, a pesar de las leyes, los recortes y de otras muchas cosas, son los encargados de formarnos, de transmitirnos valores, de hacernos amar u odiar asignaturas, de generar respeto y admiración (o todo lo contrario) y que pasan por nuestras vidas sin pena ni gloria o permanecen en ellas para siempre.
Hoy es el momento de hablar de uno de los míos. El que me ha dejado una huella más profunda y a quien le debo muchas cosas, que he ido descubriendo y valorando a medida que voy completando mi periplo vital. Alguien a quien, a pesar de haber pasado ya varias décadas, sigo recordando con un gran cariño y admiración.
Reflexiones sobre educación y creatividad
Los que seguís este blog ya sabéis lo que nos gusta aportar espacios de reflexión sobre la educación (sistema educativo) y sobre muchos de los aspectos que, en general, ni contempla ni estimula ni desarrolla. Uno de ellos es la creatividad que, a pesar de ser uno de los elementos esenciales y fundamentales que ha llevado a la humanidad a la posición que ocupa, curiosamente, se encuentra totalmente fuera de la mayoría de los programas escolares.
El emprendimiento debe ser un compromiso compartido
Según la RAE emprender es “acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro”. Es una manera de pensar y actuar, orientada hacia la creación de valor que beneficie al propio emprendedor, a la empresa, a la economía y, en último término, a la sociedad.
La deprimente situación económica actual, que ha generado cotas de desempleo desconocidas y unas condiciones laborales muy precarias, ha convertido al emprendimiento en prácticamente la única salida para muchas personas, fundamentalmente desempleados y jóvenes, que optan a lograr independencia y estabilidad económica iniciando sus propios negocios.
El emprendimiento requiere mucho valor, empuje, imaginación, positivismo, dinamismo, constancia y trabajo duro. Probablemente por ello es más fácil dejarse seducir por la “seguridad” que proporciona trabajar para el Estado o para una empresa privada, a ser posible una gran empresa. Según diferentes estudios (Proyecto GEM, Entrepreneurship Survey of the EU25, Flash Eurobarometer) para nueve de cada diez estudiantes universitarios la opción de convertirse en empresario es la última, por detrás de trabajar por cuenta ajena y de hacerlo para el Estado. Además, incluso entre quienes prefieren la iniciativa emprendedora parece registrarse un mayor interés en la autonomía y la independencia que en el proyecto empresarial. Esta marcada tendencia es un drama y una gran lacra para el desarrollo y sostenibilidad de la economía nacional.