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Inteligencia artificial: revolución tecnológica con potencial ¿sin límites?

Hasta hace bien poco, cualquiera que mencionase la Inteligencia Artificial en una conversación no especializada podía esperar una de estas dos reacciones sorprendentes: ¿Qué? o “Y ¿bien?”. Ni que decir tiene si se refería a ella por IA (AI en inglés). Entonces, probablemente, se verían caras muy extrañas. Y, aunque muchas personas aún no han oído hablar de ella o no se han percatado de su existencia, pocas tienen más que una idea esquemática sobre lo que entraña, y la mayoría son muy escépticas respecto a su valor humano, no cabe duda que, desde la eclosión de GPT3 (Generative Pretrained Transformer, un modelo predictivo de lenguaje generativo desarrollado por OpenAI, que ha sido entrenado con una gran cantidad de texto en internet para responder a preguntas y generar texto de manera autónoma), es uno de los temas de moda. Sobre todo, por la cantidad de cuestionamientos y desacuerdos que se están produciendo sobre la naturaleza, el control y el uso de esta nueva disciplina, pues no hay una sola definición que juzguen feliz por igual todos los practicantes y usuarios de ella.
¿Qué es la inteligencia artificial?
La inteligencia artificial (IA) es el campo de la informática que se ocupa del desarrollo de algoritmos y sistemas capaces de realizar tareas que imitan la inteligencia humana, como el aprendizaje, la percepción, el razonamiento y la toma de decisiones, que mejoran conforme la información que recopilan es cada vez mayor y de mejor calidad.
La IA funciona combinando grandes cantidades de datos con procesamiento rápido e iterativo y algoritmos inteligentes, permitiendo al software aprender automáticamente de patrones o características en los datos. Permite que los sistemas tecnológicos perciban su entorno, se relacionen con él, resuelvan problemas y actúen con fines específicos.
Ha experimentado un gran crecimiento en los últimos años y se ha utilizado para mejorar, entre otras cuestiones: la eficiencia y la precisión en diversas tareas, como el diagnóstico médico, la identificación de fraudes, la atención al cliente y la optimización de procesos industriales.
Aunque no es para todos, el teletrabajo llegó para quedarse
El teletrabajo no se instaura de un día para otro. Requiere políticas, tecnología y un liderazgo y dirección que no se improvisan.
Las duras circunstancias actuales de pandemia y confinamiento, que nos han obligado a recluirnos varios meses en nuestras casas, le han dado un protagonismo inusitado al teletrabajo[1], convirtiéndolo, en algunos casos por convencimiento y en la mayoría por obligación, en uno de los pocos recursos que han permitido a muchos trabajadores mantener su actividad profesional y la relación laboral con sus empresas y clientes.
De repente parecía que se había descubierto la solución mágica. Pero, tal y como se ha llevado a cabo, en muchos casos simplemente trasladando, sin más, el presentismo laboral (ese vicio tan extendido en el que hay que estar en el puesto de trabajo, horas y horas, aunque no se rinda) a los hogares, controlando a los trabajadores a través de videoconferencias y con llamadas, correos y mensajes a cualquier hora (es decir, haciendo lo de siempre: trabajo presencial pero a distancia), parece que, como casi todo lo que se hace repentina, apresurada e improvisadamente, “este teletrabajo” está muy lejos de lo que debe ser. Convirtiéndose, para muchos de sus sufridores en una resignada desgracia, que, ojalá, desean, se acabe pronto. Tengamos en cuenta que, además, muchos debían cuidar de sus hijos, al no poder asistir al colegio, o de familiares enfermos, que no tenían cabida en los saturados hospitales.
8 consejos para iniciar y terminar las reuniones a tiempo
¿Tus reuniones suelen empezar tarde y pasarse de tiempo? Esto no tiene por qué ser así. Las reuniones eficientes son una de las principales herramientas de productividad del trabajo en equipo. Así que ¡ya es hora de tomarse más en serio las reuniones!
Aunque, dependiendo de la naturaleza de la reunión, no todas deben tener una duración estipulada de antemano, en la mayoría de los casos sí hay que fijar la hora de finalización y, tanto si eres el organizador de la reunión o un asistente, debes comprometerte a iniciar y a terminar tus reuniones a tiempo. Pide a los asistentes que sean puntuales para poder terminar a tiempo. No tolerar la tardanza será establecer un estándar de comportamiento para el grupo, y los participantes probablemente cumplirán si las expectativas están bien definidas y ejecutadas en forma consistente.
A continuación se enumeran algunos sencillos consejos para ayudarte a iniciar y terminar las reuniones a tiempo.
Cómo crear una cultura de coaching
Hace ya unos cuantos años que se viene hablando del coaching y de su beneficio para sacar el máximo partido del talento y las habilidades de las personas y las organizaciones. Curiosamente, en España, a pesar de las ya numerosas personas que lo practican, aún estamos muy lejos de poder decir que sea algo que ha calado en las culturas de las empresas, siendo, más bien, una herramienta que se usa con determinados perfiles y situaciones pero pocas veces de forma generalizada en toda la organización, que es como se conseguiría su mayor impacto y beneficio.
Parece claro que desarrollar al máximo el talento y las habilidades de toda la plantilla, reducir el exceso de gestores y solucionar el déficit de líderes, animando a todo el mundo a contribuir al éxito del negocio es importante para alcanzar el éxito esperado y fundamental para sobrevivir. Y más en el actual clima económico y empresarial. Construir una cultura de coaching ayudará en gran medida a lograrlo, a ser agentes del cambio, eliminando prejuicios y abandonando hábitos improductivos pasados y permitirá un enfoque más optimista y una nueva forma de ver y hacer las cosas.
Prácticas de RRHH que desmotivan y afectan el compromiso de las personas con su empresa
Cuántas empresas y directivos deberían tener este tipo de cosas muy en cuenta.
T a l e n t o en E x p a n s i ó n
La misión de todo buen departamento de Recursos Humanos es la de desarrollar el talento de personas motivadas ante la interesante oportunidad de agregar valor de negocios, desplegando su buen hacer en un trabajo con significado y sentido. Son personas que están efectivamente implicadas a un rol desafiante, desde donde pueden crecer y desarrollarse profesionalmente. Expresan su satisfacción ante el hecho cierto, de sentirse importantes y apreciadas en una organización que realmente les valora. En tiempos difíciles, manifiestan su compromiso hacia una empresa a la que sienten y asumen como propia.
Somos un equipo de alto rendimiento. Estamos comprometidos con la satisfacción de nuestros clientes
El Director General de una reputada empresa farmacológica que desde hace tiempo experimenta un tóxico clima laboral, merece aplausos de inversionistas entusiastas, cuando afirma sin rubor, que son las personas su principal activo. Líderes y directivos afanados en preservar cuotas de poder y espacios de…
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Por y hacia dónde camina el coaching (y 2)
Tendencias en el coaching ejecutivo
Como visión general podemos citar los resultados obtenidos por la consultora británica de capital humano HDA, en su último estudio sobre coaching ejecutivo, realizado en 2010[1]:
- El 97% de las organizaciones encuestadas creen que el coaching ejecutivo impacta positivamente en el rendimiento empresarial. Esta creencia ha aumentado un 10% desde la encuesta HDA 2008.
- El 97% de los encuestados cree que el coaching mejora la facilidad con que los cambios son aceptados y aplicados.
- La mejora en el rendimiento de los equipos fue calificada como el beneficio principal de la aplicación del coaching ejecutivo.
- Más del 70% de las organizaciones encuestadas ofrecen coaching a los empleados en todos los niveles. Esta cifra ha aumentado en un 24% desde 2008, cuando el coaching sólo se ofrecía al equipo de dirección, directores o altos potenciales.
- Para el 88% de las empresas encuestadas el coachingejecutivo proporciona retorno de la inversión (ROI), lo que supone un 6% más sobre los resultados de 2008.
- El 94% de las organizaciones consideran más efectivo el coaching presencial en lugar del online o telefónico.
Aunque algunas cifras no son directamente aplicables al mercado español, si muestran tendencias que, probablemente, una vez superada la actual situación económica, también se darán aquí.
Por y hacia dónde camina el coaching 1
En los últimos años, muchas cosas han cambiado en el panorama del coaching y, poco a poco, la situación se ha ido “normalizando”. Hoy, casi todo el mundo, tanto los coaches como las personas que los contratan, tienen más claro qué es, qué se puede conseguir con él y a quién va dirigido. Incluso muchas personas diferencian claramente entre coaching ejecutivo y coaching personal.
No obstante, me parece interesante comentar, en dos entregas, por y hacia dónde camina el coaching, centrándome fundamentalmente en “cómo se hace”, en aquello que afecta a la práctica profesional. Hoy es importante que el mercado conozca qué debe entender como coaching y qué debe esperar y exigir cuando contrata a un coach.
A continuación, sin ninguna pretensión de ser exhaustivo ni sistemático, analizaré cuáles son algunas de las tendencias actuales, que, con bastante probabilidad, determinarán las que nos depare el futuro.
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Flexibilizar el trabajo y reducir las oficinas a la mínima expresión
Hace unos días, al visitar las oficinas de una de mis empresas clientes, una importante consultora de TIC, volvió a mi cabeza algo que, ya hace unos cuantos años, parecía ser el futuro cercano: la generalización del teletrabajo.
Esta idea surgió en los años setenta del siglo XX, cuando, con la crisis del petróleo, se encareció el transporte y las empresas comenzaron a pensar que resultaba más económico llevar el trabajo al trabajador que trasladar al trabajador a donde estaba el trabajo.
No pude dejar de pensar para qué hacían falta tantas plantas de edificio, tantas salas, tantos despachos, tantas zonas comunes…, muchas infrautilizadas. ¡Qué poco eficiente es esta situación, y más en estos tiempos que corren! Porque, claro, todo ese enorme coste hay que repercutirlo en los clientes, haciéndoles pagar precios más altos por los productos/servicios que se les ofrecen. No parece que esa sea la mejor forma de potenciar las relaciones comerciales y, entre todos, mejorar la actual situación, ofreciendo las mejores condiciones posibles. ¿Cuánto se podrían abaratar los costes deshaciéndose de tanto metro cuadrado inútil? ¿Acaso el negocio no se desarrolla en la interacción constante con los clientes? ¿Dónde están la competitividad y la innovación? Entonces, ¿qué hacen tantos y tantos empleados llenando las oficinas, cuando podrían trabajar en sus casas?